viernes, 2 de noviembre de 2018

La imagen del Recuerdo




JOSE MARTI ESCRIBE SOBRE 'LAS PIFIAS DEL AJEDREZ' UNA RESEñA DEL LIBRO DE NICOLAS DOMINGUEZ COWAN Y TAMBIEN SOBRE LA OBRA DE ANDRES CLEMENTE VAZQUEZ “ANALISIS DEL JUEGO DE AJEDREZ".

Jorge Camacho en su obra 'El poeta en el mercado de Nueva York' pone a mano de los lectores una crónica perdida de José Martí sobre el ajedrez, especificamente sobre los libros citados de Domínguez Cowan y Andrés Clemente Vázquez, el más importante cronista de ajedrez de Cuba, a quien William Steinitz consideraba el más prolífico escritor de ajedrez del orbe, el hombre que además en el periódico El Figaro del 8 de octubre de 1893 dio a conocer al mundo por primera vez al niño prodigio José Raúl Capablanca.
He aquí la histórica crónica de Martí rescatada por Jorge Camacho:

"Nos viene de México, hermosamente impreso, un libro hidalgo, ya por la elegancia y discreción que todo el respira, ya por lo castizo y sabroso de los comentarios con que su autor, el distinguido cubano Nicolás Domínguez Cowan, apunta las pifias de ajedrecistas afamados en las partidas que transcribe. Y tan bien hecho está el libro, que burla burlando viene a ser como una guía literaria del noble entretenimiento del ajedrez, aunque en apariencia no sea más que una colección de juegos, escogida por mano de maestro para que se vea como pueden “bostezar los dioses.” Entre las “pifias” no ha de incluirse por cierto el prólogo, que es donairoso y ameno, ni los comentarios, animada revista en que pasan contritos los jugadores más gallardos, desde Rui López de Sigura, que divertía los ocios acres de Felipe II, hasta Eguiluz, de México, y Andrés Clemente Vázquez, de Cuba, brillantes y novísimos mantenedores.


Esto nos trae a la memoria, para que se vea como nuestra raza sobresale tanto en lo sutil como en lo hojoso, que el cubano Andrés Clemente Vázquez, sobre ser orador de empuje, cabeza de fuerza, y abogado de mérito, ha escrito un “Análisis del Juego del Ajedrez” que goza ya de justa fama, y debe estar en la mesa de todo jugador, por no haberlo tan bueno que no tenga algo que aprender del libro. Allí está todo: las reglas generales y la apertura de los juegos, y sus fines, habilidades y problemas. No hay tratado más claro y completo, ni escrito con mayor urbanidad y soltura, como que el autor se sabe de memoria en todos sus lances y osadías cuantas combinaciones puedan ponerse en el tablero. Avalora el libro, que es un verdadero código, una buena colección de juegos difíciles o célebres.


A un cubano también, al eminente ajedrecista Dionisio Martínez, que es persona magna entre los de esta afición, dedica sus “Pifias” Nicolás Domínguez Cowan, quien pone curioso remate a su libro con una traducción hecha en verso español por David León del poema que escribió sobre el ajedrez aquel rabino de Aben Ezra, cuyos cantares son todavía himnos cotidianos en las casas judías. Si se han de entretener los hombres, sea en cosas tan intelectuales y honestas como el juego que tiene tan cabal tratadista en Andrés Clemente Vázquez, y comentador tan pulido y donoso en Nicolás Domínguez Cowan".

Miguel Ángel Sánchez M

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