Lyudmila Rudenko, como la recuerdan sus familiares y amigos, era materia de leyendas; su calma podía hacer perder la cabeza a los jugadores de ajedrez más fuertes. Y su talante orgulloso mantuvo en vilo al gobierno. Lyudmila había sido amenazada con ser encarcelada en Siberia por su derrota en el cumpleaños de Stalin, pero afirmó que había estado jugando por su propio placer. Una historia poco conocida
El Komsomolskaya Pravda recibió información de su nieto Sergei Rudenko sobre una página poco conocida de la vida de la legendaria atleta. "Mi abuela apenas se acordaba de su madre, pero admiraba a su padre" - dice el nieto Sergei. - Nos fuimos a Nikolaev, donde mi padre fue nombrado fiscal. Pero no ocupó este puesto durante mucho tiempo. Tras pelearse con las nuevas autoridades, se ordenó como sacerdote. Lyudmila creció como una niña brillante, que leía mucho, aprendía con facilidad en el gimnasio y conseguía resolver problemas en el examen de matemáticas, no sólo para ella, sino para su vecino.
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