Simpático y extrovertido, entre los cincuenta y ochenta, era amigo de muchos destacados grandes maestros. Hay numerosas anécdotas sobre él. Durante el famoso torneo de Bled (1961), por ejemplo, en uno de los días de descanso invitó a Tal y Fischer a una excursión por los alrededores de la ciudad eslovena. Cuando su coche se deslizaba por una carretera empinada, entre montañas y desfiladeros impresionantes, Bjelica dijo a sus acompañantes: «Si tuviésemos un accidente, mañana los periódicos dirían: ‘Ayer murió el famoso periodista Bjelica y los jugadores de ajedrez Fischer y Tal’.» Fischer, poco dotado para el humor, entró al trapo: «Creo que te equivocas. Yo soy mucho más famoso que tú.»

No hay comentarios:
Publicar un comentario