El Club Legendario,
una historia de ajedrez
Una hoja dorada de considerable porte cayó -o aterrizó- en el bello y apacible camino serpenteante, completando la perfecta decoración del camino mágico que recorría Polgar, la jugadora legendaria.
Rumbo al mítico palacio abandonado y olvidado por el tiempo, recordaba las increíbles aventuras que llevaron su nombre el Olimpo el ajedrez.
El Club Legendario es solo un mito para los pocos que conocen su historia. Pensar en esto siempre la hacía sonreír de una forma especial y contagiosa, como si todo su cuerpo estuviera transmitiendo un secreto que nadie podría descifrar de cualquier forma.
El Palacio parecía vacío, frío, y hasta ligeramente inhóspito y deshabitado. Pero esto era solo la superficie. Al igual que en el ajedrez, para ver hay que profundizar y comprender, entrar propiamente en otro mundo y respirar sus reglas lentamente.
El bosque era muy silencioso, y mientras escuchaba el sonido de sus zapatos atacando el camino de piedra reflexionó en la hoja dorada que quedaba atrás, y en cómo su aparente caída era en verdad la cumbre de su destino al enaltecer el camino y transformarlo en un momento eterno, o eternamente bello.
El elegante reloj marcaba las 6 PM. Salió del camino con decisión y se transformó en un camino hacia el Club de las Leyendas, el cual solo podía ser visto por los iniciados, un lugar donde el resto del mundo solo veía algo obsoleto y sin valor.
Los miembros, según dicen algunos, tienen una tarjeta especial de color celeste en la cual se lee en letras blancas y sugestivas la contundente frase: “Usted ha llegado”. También supe que tienen otra de color platino que funciona como una tarjeta bancaria en algunas tiendas selectas y muy especiales , y tienen el centro el dibujo de una corona de color negro.
Cruzó la magnificente y enorme puerta negra como si atravesara un portal, y aunque nadie pudo ver su recorrido, es fácil imaginar su elegancia como yo sería visualizar las millones de hojas en los miles de árboles de tantas clases respirando la vida o siendo respirados por ella.
El eco de los pasos de Polgar en el abandonado y acogedor Palacio medieval era inconfundible. Casi el presagio de una melodía celestial tan precisa y letal como un Alfil, decidida y poderosa como la Dama, fuerte y con el coraje de una torre y con la magia y la destreza de un Caballo. Así entró la fundadora de Club que esconde el secreto de los secretos. El juego de la vida su origen, la esencia de la belleza en toda su majestuosidad y calma.
Habían veinticinco tableros dispuestos con sus respectivas piezas en la sala principal, pero todos tenían un estilo diferente. Era como el Parlamento del Ajedrez, pero justo hoy se encontraba vacío, pues de cita era en otra parte y el castillo solo era la entrada visible.
El interior del palacio no merece una descripción más detallada, pues se ve como cualquier palacio, y de cualquier forma es indescriptible o a prueba de descripciones dado que solo entrando puede alguien verlo realmente como es, o, dicho de otra manera, es como se siente que es.
Su saco violeta voló deslizándose a través de la puerta de cristal que se abría frente a ella, y al cruzar ambos -Judit (que este era su nombre) y su imponente saco- desaparecieron transportándose al mundo de los Sueños, que es otra área del Club aún más exclusiva.
Apareció en la casilla ‘d1’ de un tablero gigante y tan reluciente que parecía vibrar por momentos. Todo allí era tan radiante que el ambiente parecía cobrar vida e interactuar con las personas. Se veían destellos de luces de colores que parecían transmitir mensajes en un idioma fascinante.
En uno de los tableros se encontraba el primer campeón mundial Steinitz estudiando una posición. En otro, el gran Fischer tomaba notas al parecer de una nueva idea para la Defensa Benoni. La conexión entre los miembros de este selecto Club era tal que rara vez se saludaban pues la comunicación era telepática. Desde ese mundo mágico se promueve la evolución del juego y los jugadores por medio de procesos de transformación o transmutación lentos y complejos que aprovechan al parecer la tensión que existe entre los dos mundos.
Bronstein jugaba una partida con un jugador que estaba soñando y Alekhine enfrentaba a 20 maestros con los ojos vendados mientras acariciaba a su gato Ajedrez.
Finalmente Polgar entró a una esfera roja de unos tres metros de diámetro , se sentó en un cómodo sillón rojo al tiempo que la esfera comenzaba a levitar, tomando vuelo rápidamente mientras se llenaba con una sustancia que permitía viajar a una velocidad superior a la de la luz. En un instante la esfera volvió a abrirse, esta vez en Avalon, una ciudad intraterrena de naturaleza celeste, en donde se trabaja por la evolución de todas las especies y en especial la humana tomando el Ajedrez como portal al crecimiento mental y de conciencia de la humanidad.
Por fin, frente al Rey de Avalon, Judit presentó el balance del progreso anual del Ajedrez en la superficie de la Tierra. El Rey Molkor Arvhuí III lo recibió con veneración y se veía complacido aun antes de leerlo. Ninguno dijo una sola palabra. La delicadeza del Rey de Avalon era como un portal a un mundo celestial. Judit cerró los ojos y adoptó una postura ceremonial mientras Molkor contemplaba la evolución de la humanidad.
Una vez terminó, tomó una pequeña esfera plateada de su bolsillo y la depositó en la mano extendida de Polgar, que observó su imponente e hipnótico brillo que a su vez iluminó su mirada. Volvió a la esfera roja, pasó junto a Fischer, atravesó nuevamente el portal que la llevó a la puerta de cristal en el palacio donde volvieron a resonar sus zapatos en el brillante piso medieval hasta salir por la inmensa puerta de nuevo al hermoso bosque, donde esperaba la hoja dorada para indicarle el camino de vuelta a casa.
FIN
Horacio Kiel
Honorary Chess Ambassador

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