Jesús Nogueiras: Memoria legendaria y pasión eterna
Cuando se habla del ajedrez cubano, hay una figura imprescindible: el GM Jesús Nogueiras. Es, en muchos sentidos, nuestro Botvinnik cubano, una autoridad indiscutible para cualquier amante del juego de ciencia. Tuve el privilegio de coincidir con él en numerosos torneos y compartir largas conversaciones sobre lo que más nos apasiona: el ajedrez, no solo desde su aspecto técnico, sino también desde su rica historia.
Desde muy joven, Nogueiras mostró un interés poco común por el ajedrez, y esa férrea dedicación lo llevó a convertirse en Gran Maestro en 1979, a los 20 años, siendo en ese momento el GM más joven del mundo. Me atrevo a decir que, salvo Leinier Domínguez, ningún otro GM cubano ha igualado su nivel de entrega y estudio profundo del juego.
Durante los años 80, fue el líder indiscutible del equipo nacional cubano, logrando destacados resultados en las Olimpiadas. También fue seleccionado para participar en las Copas del Mundo de la época, torneos que reunían a los mejores jugadores del planeta.
Al integrarme al equipo nacional, rápidamente entablé una excelente relación con él. Para mí, Nogueiras era un ídolo, y deseaba absorber todo lo posible de su inmensa experiencia. Recuerdo con cariño nuestras charlas, donde le hacía preguntas típicas como:
—“Master, ¿cuál ha sido el rival más incómodo de la élite que has enfrentado?”
—“¿Es cierto que hablaste por teléfono con Fischer?”
—“¿De verdad recordabas todas las partidas de Capablanca?”
—“¿Es cierta la anécdota de que le mostraste a Bronstein partidas suyas que él mismo no recordaba haber jugado?”
Y así, muchas historias más que no cabrían en este espacio.
Uno de los momentos más gratos fue durante la Olimpiada de Bled, en Eslovenia, en 2002. En el día de descanso, Nogueiras me llevó a visitar a su amigo Ulf Andersson (otro legendario jugador sobre el que algún día escribiré) para analizar algunos finales que yo había jugado en el torneo.
Ya conocía la amistad que los unía, y pasamos toda la tarde analizando posiciones… o mejor dicho, yo recibiendo lecciones de Ulf sobre cómo manejar esos finales de la mejor manera. Fui testigo del respeto y cariño que le mostraban grandes maestros de todo el mundo.
Para muchos, Nogueiras era una referencia. Su nivel era admirado ampliamente, especialmente su maestría en la defensa francesa, una de sus aperturas predilectas.
Coincidí con él en numerosos torneos por equipos. Y aunque en algunos momentos hubo tensiones (él siempre deseaba jugar en los primeros tableros), jamás tuvimos problemas personales. El respeto y la admiración que sentía por él siempre se imponían, y todo quedaba en segundo plano.
Estoy profundamente agradecido por todo lo que me aportó en mi formación ajedrecística. Aunque no hemos coincidido en tiempos recientes, tengo entendido que Nogueiras sigue apoyando el ajedrez en su querida Santa Clara, haciendo seguramente lo que más ama.
Siempre tendrá mi cariño y mi admiración. Desde la distancia, le envío un fuerte abrazo.
GM Lázaro Bruzón

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