Desde
el principio él me inculcó el amor por las denominadas posiciones "simples",
con la participación de sólo unas pocas piezas. Son ellas los que permiten
a un jugador sin experiencia no sólo entender, sino también obtener una
"sensación" de profundidad de lo que cada pieza es capaz de hacer.
Tal vez e sobre valorado este factor, pero aun así me inclino a
pensar que jugó un papel importante en mi desarrollo como jugador de ajedrez.
Debido a que recordar cómo las piezas se mueven no es difícil, mientras que
para intuir sus peculiaridades, su fuerza y su impotencia en diferentes situaciones
del tablero, los límites de sus posibilidades, lo que "le gustan" y
lo que "no le gustan", y cómo situarlas en los diversos conflictos de
una partida de ajedrez, entender y "sentir" todo esto es mucho más
difícil, y también mucho más importante. Más tarde, cuando un jugador obtiene
la técnica de juego, y adquiere los conocimientos necesarios y es capaz de un
"entendimiento mutuo" entre él y la piezas bajo su control, libera
sus pensamientos, lo que permite que él vea lo que a menudo permanece oculto al
análisis puramente lógico. Es cuando se manifiesta esa capacidad innata de un
jugador, lo que yo llamo un sentido de la armonía. El sentido de la armonía de
una persona se convierte en su naturaleza. Queda con él para siempre, y es un
arma que puede utilizar en todas las fases del juego, en las situaciones más
complejas en el tablero.
2 comentarios:
Siempre preferí la lógica al espectáculo.
¡Grande Smyslov!
Solo dos páginas tiene el libro que subieron y no trae ninguna partida. Sería bueno si lo suben completo. Saludos.
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